Los espacios vitales están experimentando un profundo cambio, con consecuencias que se verán reflejadas durante los próximos años. El concepto tradicional de vivienda ha cambiado y seguirá evolucionando, impulsado por una combinación de nuevas necesidades arraigadas a este espacio y un enfoque más reflexivo del diseño, que hará de la casa un lienzo en blanco donde sean los habitantes quienes determinen sus funcionalidades, y no al revés.
En un mundo en constante cambio, hasta las instituciones más estáticas se vuelven dinámicas, aceptando el cambio y modificando su estructura a lo largo del tiempo. Las familias no son para siempre, y su configuración ha ido cambiando a lo largo del tiempo (y lo seguirá haciendo). Estos nuevos paradigmas de familia, unidos al miedo a otra pandemia del calibre de la de la COVID-19 —científicos de todo el mundo advierten de que otra pandemia no solo es posible sino que es probable (fuente: Ethic)—, obliga al hogar a recoger múltiples configuraciones, no solo para el presente, sino también para el futuro. La resiliencia salta de las personas al hogar, y conceptos como multifunción, transformable y polivalente copan los espacios para que estos puedan adaptarse a las necesidades de sus habitantes en cada etapa de sus vidas.
«Resulta indispensable que la vivienda sufra una transformación conceptual importante. Debemos dejar de verla como cuatro paredes. Una respuesta clara está en el equipamiento que conforma la casa. Cada vez más se va a exigir una mayor responsabilidad a los fabricantes de integrar esas ideas de flexibilidad y adaptabilidad en sus productos que supongan ser más inclusivos y en pro de la diversidad». Borja García, MADE Studio
«Tras la pandemia, las viviendas han sufrido una reconfiguración. Las personas, buscan la practicidad frente a diseños más sofisticados con carga sobre todo estética. Se busca la sencillez y la serenidad para alcanzar la satisfacción de estar en una casa que realmente habla de nosotros y en la que estemos cómodos». Rosa Urbano, Urbano Byu
El hogar del futuro dejará de ser estático para convertirse en un conjunto de espacios flexibles que fluctúen como un organismo vivo. Las distintas habitaciones serán versátiles, se adaptarán y evolucionarán continuamente, tanto en el día a día, como a medida que cambien las situaciones personales de los miembros que la habitan. El dinamismo y la multifunción en el diseño de mobiliario serán la clave de un interiorismo pragmático y duradero.
Las empresas especializadas en mobiliario para el hogar deberán centrar sus esfuerzos en convencer a los consumidores de la inversión en sus piezas. Aportar al diseño múltiples configuraciones, la posibilidad de elegir materiales responsables y opciones de personalización inteligentes serán formas clave de ayudar a ver el valor añadido que esto supone en una única pieza.
El diseño de mobiliario deberá superar los límites de lo que significa flexibilidad y diseñarse con una estética que el mismo objeto pueda adaptar tanto a un dormitorio como a un salón, una cocina o una home office.
Las divisiones entre espacios se aligeran para evitar crear cortes visualmente «duros». Las cortinas y los visillos se vuelven dinámicos y se colocan en mitad del espacio para delimitar y zonificar el uso del mismo.
La personalización es un factor cada vez más demandado por las personas, que buscan productos extremadamente ajustados a sus necesidades. Ofrecer múltiples revestimientos, tapizados y opciones de mix&match permitirá a las personas trabajar el espacio de forma que se ajuste no solo a sus necesidades, sino también a su gusto personal.
Espacios, productos y objetos que dejen espacio a los usuarios para definir su función serán claves para generar estos lugares más flexibles.